Soy Irina, y aunque nací en Madrid, hace un año me vine a vivir cerca del mar. Han sido muchos los años en los que pensé: “me encantaría vivir cerca de la playa, poder pasear y mojarme los pies y respirar ese olor”. Y lo hice. Así que ahora soy un poquito más feliz.
Fue mi marido Alvaro el que me propuso esta idea loca, que sin duda ha resultado ser la mejor decisión que podíamos tomar, no sólo para nosotros sino para nuestras hijas Margot y Cleo.
Aunque muchos años me dediqué a la música y la docencia, siempre me gustó la cámara y observar las cosas bellas y que me llamaban la atención.
Cuando volví a coger una cámara, lo tuve claro y dejé mi trabajo de profesora para dedicarme de lleno a la fotografía. Me encanta contar historias. Me encanta captar el amor a través de mi cámara. Los detalles, las miradas y las emociones. Por eso, mi fotografía es natural, para poder captar todas esas emociones que de otra manera no podemos atrapar.